En mi primer día de playa pensé que con
solo mi presencia ya sería para mí ego un baño de multitudes.
Lo único que vi en los que estaban
tomando el sol y nadando, fue muy pocas actitudes, todos seguían disfrutando
del sol el mar y sus holas sin reparar para nada en mi esbelta presencia.
Los niños sí que se apresuraron a
guardar sus regaderas palas y rastrillos, y es que los niños se acuerdan cuando
me los quería llevar, para yo también poder jugar.
Mi alcaldesa de este precioso pueblo
llamado Mazarrón, me ha encomendado un trabajo el cual yo lo realizo con mucha
ilusión.
Que recoja todas las pelotas de esos
jugadores que en vez dirigir la pelotita a su rival sin consideración las suele
meter en el mar.
Algunos se ponen un poco serios llegando
a querer meterme miedo, no me asustan porque ¡Será por pelotas! anda que no
tengo un montonazo para que nadie me quiera asustar.
También desea que tenga contentas a esas
jóvenes aventureras, que han decidido pasar sus vaciones en las costas
mazarroneras.
Por eso a todas las que veo siempre les
digo lo mismo estas playas resplandecen con estas jóvenes hermosas que sienten
envidia hasta las propias rosas.
¡Toma yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! jajaajajajaja pero que salao eres.
ResponderEliminarAbrazote utópico, Irma.-
Para que veas que yo sí te tengo en cuenta, te digo que a pesar de haber cerrado ya mi blog, de vez en cuando sigo visitándote. No creas que te olvido.
ResponderEliminarUn abrazo para los dos