Las chicas de la cruz roja

Este verano me las prometía muy felices con las chicas de la cruz roja, pero he tenido un gran sorpresa, ese el chiringuito de la cruz roja solo estaba regentado por vigilantes de la playa.

Con un descomunal enfado me acerco creo que me vieron el careto que llevaba por que dejaron a un esmirriado al cual la cruz se le salía por los costados y por las alturas, vamos que si mueve un poco los brazos me lo imagino volando con gran facilidad.

Con cierta acritud le interpelo que os pasa sois machistas y no queréis dejar sitio para las chicas, esas chicas de la cruz roja las cuales las conozco desde que les tenían que unas cruces mas pequeñas que la cabeza de un alfiler para que nos se les saliera del pecho ni la espalda.

Les pregunto por los nombre que no lo voy a publicar para que no se os ocurra ir y molestarlas, porque ellas son muy responsables de su oficio, y el hacer el boca boca parece ser que lo hacen con gran oficio.

Todos los días teníamos unos cuantos amagos de esos que se creen que saben nadar, y lo único que hacen bien es hundirse así sin más.

¡Que lastima! Ya no podré experimentar ese deporte de practicar el no saber nadar dando la impresión que me podía ahogar, y enseguida mis amigas corrían para salvarme y sin dudar sin remilgos ni aspavientos siempre mirando a los cuatro vientos para oxigeno aspirara, y en mis pulmones insuflar.