Me hallo sentado a la vera de
río tan generoso que su vera es una suave y espléndida alfombra en la cual me quedo dormido, con sus finas y frescas hierbas no duda a todo el que lo desee regalar, y una buena
siesta se pueda echar
Contemplas los árboles cuan
majestuosos y elegantes,
mirando siempre hacia el cielo desafiante, queriendo
en vertiginosa carrera ser el primero en llegar y con los ángeles jugar.
Sales de ese asombro cuando
reparas en esa música, la cual los sentidos te los despierta, son el ruido
producido por ese caudal de transparentes y cristalinas aguas, las cuales con
gran rapidez arrastran piedras redondeándolas
con una sin igual maestría para
tratar que todas luzcan por igual.
El rio sabe que tiene vida, y
todos lo quieren siempre mimar, para que siga su curso y termine su carrera sonando
sus sinfonías en el mar en el mar.
Tumbado en la vera de un río, escuchando el rumor de su paso, el chocar de las piedras, el ruido del viento y si además te encuentras bien acompañado, se quita cualquier pena que uno tenga, hasta la pena negra.
ResponderEliminarUn abrazo
El sonido del agua es relajante siempre... ríos, olas, cataratas, lluvia...
ResponderEliminarSaludos.
Alguna vez he tenido la oportunidad de experimentar esa sensación que describes, tumbado plácidamente en la yerba oyendo el ruido del agua al correr, y verdaderamente si no te quedas dormido, si te quedas traspuesto y relajado, todo un placer para el cuerpo y los sentidos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Precioso post¡¡, Jose.
ResponderEliminarBesos.
¡¡Disfruta intensamente!!
ResponderEliminarAbrazote utópico, Irma.-
El río caudaloso es la vida misma, sin agua no hay vida.
ResponderEliminarUn bonito relato JOSÉ.
Adoro los ríos y los árboles...
ResponderEliminarEs un paisaje para soñar...
Un beso.
nada como el agua y la naturaleza para aclarar la mente y poner en paz el alma. saludos!
ResponderEliminarSi ese titulo es verdadero tendre que mudarme a un rio. Besos
ResponderEliminar